02 HUMILDAD ATRAI EL REINO
PARA NUESTRA VIDA
En el sermón del monte Jesús nos enseña lo que una de las facetas del bienaventurado
es la humildad y la promesa es que de él sería el Reino de Dios. Veo que las
cosas relacionadas con el Reino se comparan con un imán y un hierro, cuanto más
buscamos la voluntad de Dios más se acerca a nosotros, y eso se vuelve un
círculo vicioso, que nos impulsa cada día más a tener ganas de relacionarse con
Dios. La humildad básicamente es usar lo que tienes de mejor, no para ser
mayor, sino hacer la vida de otros igual o superior a la tuya y de esa forma el
Padre da acceso a cosas del Reino que muchos van a querer, pero por causa del
orgullo y soberbia no tendrán acceso. No podemos vivir sólo de ganancias y
conquistas, el que es humilde simplemente vive, no importa la circunstancia, siempre
es resiliente no importa donde esté. No necesitamos probar nada para nadie, y
la palabra dice que el que es fuerte tiene que tolerar a aquel que es débil, o
sea, no necesitamos estar mostrando para las personas que somos fortalezas,
pero humildad hace que nuestra esencia sea la marca registrada de nuestro carácter.
El humilde no se centra en alcanzar multitudes, sino en alcanzar sólo uno a la
vez, y para ello necesita respetar el ritmo de su caminata, dando un paso a la
vez, y aunque para muchos el fruto de su trabajo puede no tener perspectiva,
para otros un pequeño gesto puede hacer toda la diferencia, y eso es una marca
importante en la vida de aquel que es humilde, él no se preocupa por números y
retornos, sus acciones se basan en lo que es, es decir, hace lo que nació para hacer
e listo. El Reino de Dios es algo que no tiene fin, pero sólo los humildes
logran acceder a lugares profundos, no por merecimiento, sino como un proceso
natural de acción y reacción.
MATEUS 05 03
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