En varios momentos en nuestras
vidas, las emociones han sido la mayor guía en nuestras actitudes, en relación
a nuestras decisiones, en relación a nuestras elecciones, y también en nuestra
vida con Dios. El Señor nos ha dado las emociones para que de alguna manera
cada una de ellas contribuya a nuestro crecimiento, pero no podemos dejar que las
emociones nos controlen, y nos dominen. Muchos errores de nuestras vidas
suceden por qué actuamos en la emoción, actuamos en lo que sentimos, y la
mayoría de las veces terminamos siendo heridos, porque a través de una emoción
acabamos precipitándonos, y así tomando decisiones sin pensar, sin consultar a
nadie, y principalmente sin consultar A Dios. A veces nos alejamos de personas
que no deberíamos apartarnos, lastimamos a las personas que nos aman actuando
en el momento de la rabia, no actuamos como cristianos muchas veces porque
dejamos las emociones dominar, y así acabamos no perdonando al que nos hirió.
Es difícil controlar las emociones, tenemos que tomar decisiones a través de la
razón y no por la emoción, y eso es algo que sólo el Espíritu Santo puede
ayudarnos, aún cuando necesitamos algo, tenemos la tendencia a ser impacientes.
Pero lo que el Espíritu Santo hoy nos enseña es que toda semilla necesita un
tiempo para madurar y dar fruto, por eso necesitamos, como dice en proverbios,
reflexionar sobre nuestras vidas siempre, buscar la dirección de Dios en todo
momento. Pida a Dios hoy que le dé dominio propio para que usted pueda
controlar sus emociones, y que ellas no vengan a interferir negativamente en su
vida, de forma negativa en las relaciones, y principalmente obstaculizar su
comunión con Dios. Nunca menosprecie a nadie, nunca cierre puertas ni abra, sin
saber si eso es de la voluntad de Dios.
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