Cuando leemos un salmo como éste, normalmente pensamos primero en el papel
del justo y Dios juzgando nuestra causa, pero muchas veces nosotros que somos
los injustos, y una de las cosas que necesitamos atentar que cuando clamamos
por justicia, necesitamos ser ejemplos de justicia por primero. Hay dos lados
de la balanza, si por un lado hay recompensa para el justo, por otro hay juicio
para quien es injusto, entonces necesitamos alinear dentro de nosotros, nuestro
sentido de justicia, para no condenar cosas que nosotros mismos hacemos, tiene
que haber coherencia en nuestro discurso. Hoy el Espíritu Santo pide que
abandonemos conceptos de venganza que quedan guardados en nuestro corazón, y
dejar que toda injusticia que pasamos el Señor venga a juzgar según su
voluntad, y empecemos a analizar nuestras propias acciones para ver si no hay
injusticias en ellas.
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