Hoy en día, vivimos la
generación de las escusas, en todo aquel que no alcanzamos, o en aquellas cosas
que nos equivocamos, buscamos siempre una razón para explicar nuestros errores.
Muchas veces nos esfuérzanos en cosas que agradan a Dios, buscamos hacer
nuestro mejor para el pecado, pero
cuando se trata de la santidad, de consagración, de busca, de la voluntad de
Dios, ponemos muchas barreras, y quedamos creando motivos para no hacernos la
voluntad de Dios. Nuestro mayor erro é para muchas veces aquello que Dios está
haciendo cualquier cosa, pero el Espirito Santo nos motiva a entender que no
importa con hacer, pero sin hacerlo. Planear es importante en cualquier cosa, todavía
planear demasiado puede crear barreras, pues deseamos que las cosas sean tan
perfectas que terminamos sin hacer nada. Lo que el Espirito Santo hoy nos pide
que hagamos la voluntad de Dios, no importando nuestras limitaciones.
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