Los científicos afirman que las especies que no se
extinguieron hasta hoy, incluso pasando varios cambios climáticos, fueron
aquellas que lograron adaptarse a los cambios, y cuando traemos esto al
evangelio, vemos que muchas veces queremos que Dios se adapte a nuestro modo de
pensar, a nuestro modo de vivir, y a los cambios que nosotros mismos causamos
en nuestras vidas, a nuestros costumbres, y a nuestros principios. El ser
humano tiene gusto de huir cuando algo está incomodando o cuando algo está
causando conflicto. En la vida cristiana a veces Dios nos pide que cambiemos
áreas en nuestras vidas, y la mayoría de las veces tomamos las mismas actitudes
siempre, huimos para no entrar en conflicto. Tenemos que aprender a adaptarse al
evangelio, aprender a adaptarse a los cambios causados por la presencia de
Dios cuando nos profundizamos en ella, y también tenemos que aprender a ser
moldeados en nuestro carácter por el Espíritu Santo, aprendiendo a someterse a
Cristo, y los cambios que son necesarios cuando aceptamos a Jesús. Se adaptar
es continuar siguiendo a Cristo sin importar las circunstancias, pero sin
negociar aquello de precioso que Jesús te dio. Hoy el Espíritu Santo quiere
enseñarnos a luchar en cualquier terreno, a no ser más cobardes, luchar de
cabeza erguida, ya sea en victorias o en derrotas, la caminata nunca termina, y
tenemos que adaptarse a cualquier situación que Dios permita suceder en
nuestras las vidas.
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