Antes de subir a los cielos Jesús declara a
sus discípulos que todo aquel que creyese y fuese bautizado sería salvo, pero
quien no creyera sería condenado, y leyendo eso de esta forma, parece que
tenemos pocas opciones, pues quien que por lógica escogía ser condenado. Lo que Jesús quiere
mostrar a los discípulos es que nuestras acciones son tendenciosas, o sea, todo
lo que hacemos tiene una motivación, nadie hace nada por hacer, siempre hay una
razón para justificar nuestros actos. Cuando se trata del reino de Dios, si
nosotros no buscamos estar cerca del Papá, la tendencia es ir en dirección
contraria, y como fruto de nuestras elecciones atraemos condenación para
nuestras vidas. Cuando vemos la caída del hombre, vemos que todo empieza cuando
la serpiente lanza en el corazón de Eva lo deseo de comer el fruto, puede ser
que Eva ya pensaba en comer del fruto, pero necesitaba de una motivación para
que tomase una actitud. Analizando eso podemos llegar a la conclusión que, de
la misma manera, para tenernos el deseo de buscar a Dios, necesitamos la ayuda
del Espíritu Santo que nos revela todos los días el amor del Papá, por eso
cuando no decidimos que el camino del evangelio es el mejor, la tendencia es
que nos alejemos, así que damos una abertura para que satanás entre y haga una
fiesta. Decide hoy ser salvo de ese mundo que no tiene nada para ofrecernos a
no ser una eternidad sin la presencia de Dios, pues la mayor condenación no es el
infierno, sino que, no poder tener acceso a la gracia y amor del Señor pela
eternidad.
Marcos 16 16
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